
La conexión a Internet que utilizamos todos los días es en realidad el último eslabón de la cadena. Los datos que llegan a través de ella corren por un impresionante tendido de cables que demandan un esfuerzo enorme en su instalación y mantenimiento. Las joyas de la corona en este punto son las conexiones de fibra óptica submarinas que unen a todo el mundo, las cuales transmiten sin parar una indescriptible cantidad de información. La velocidad de esas conexiones es monstruosa, pero un grupo de científicos de Alcatel-Lucent han logrado alcanzar una velocidad de transferencia de más de 100 petabits por "segundo kilómetro" a través de un cable transoceánico. Y lo crean o no, esos son muchos datos.
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Fuente de NeoTeo
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